Generalmente hoy en día la mayoría de arquitectos, interioristas, constructores y clientes conciben los espacios desde la estética, el coste y la practicidad. Se suele dejar de lado el impacto que tienen los espacios en la salud y en la calidad de vida de las personas así como en el medioambiente.
Los espacios interiores estan generalmente de 2 a 5 veces más contaminados que los exteriores, y es que en el interior encontramos contaminación exterior junto con fuentes de esmog en el interior de la vivienda de tipo físico, químico, biológico o incluso emocional.
En un estudio de biohabitabilidad se realiza una inspección y se miden los principales parámetros que pueden influir en nuestra salud, confort y descanso detectando y proponiendo posibles mejoras:
Confort higrotérmico: temperatura / humedad ambiental y superficiales
Calidad de aire: partículas finas (polvo), COVs y formaldehído (químicos nocivos que emanan algunas pinturas y materiales)
Efectividad de los filtros de agua
Presión sonora (ruido) y aislamiento acústico
Radiaciones electromagnéticas artificiales de baja frecuencia provenientes de la instalación eléctrica (cables, enchufes, electrodomésticos...)
Radiaciones electromagnéticas artificiales de alta frecuencia (tecnologías inalámbricas)
Radiación natural terrestre y radiactividad de los materiales
Calidad de la luz artificial: continuidad del espectro y cantidad de luz azul
Sobrecrecimientos de agentes bióticos: ácaros y hongos (detección de esporas)
Análisis básico de la instalación eléctrica: verificación de la toma de tierra, fase y neutro
Se realiza una visita técnica a la vivienda con diferentes equipos de medición y se elabora un informe con los resultados obtenidos y descripciones de las potenciales mejoras, en la mayoría de casos gratuitas.
Toda esta información es útil para tenerla en cuenta para mejorar el confort de una vivienda existente, previamente a un proyecto de reforma o para decidir si adquieres una vivienda.
Texto: ArquiNatura
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