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Construir sueños

Mi padre decía “querer es poder” cuando me planteaba retos de atletismo, problemas de lógica, o me enseñaba a hacer algo que yo no sabía.

 

Razón no le faltaba: el primer paso para conseguir algo implica saber el qué, desear y creer que es posible, para finalmente tomar acciones con fin de avanzar en esta dirección. Demasiadas veces fracasamos porque tiramos la toalla, vemos límites que quizá no existen.


Para construir un edificio primero se sueña, se piensa en grande: se proyecta un concepto en base a qué se quiere lograr. Después se visualiza con planos, perspectivas, fotomontajes y maquetas para comprobar y desarrollar cada detalle: su influencia el entorno, sus formas, sus materiales… Finalmente se plantean estrategias para materializarlo basadas en construcciones similares previas, teniendo en cuenta posibles limitaciones, plazos y costes estimados.

 

La historia de la Humanidad está llena de cosas que nos parecían previamente imposibles. Aquí van algunos aprendizajes del arte de proyectar, base de la arquitectura:

 

1. Decide qué quieres exactamente. A veces nos fijamos en las cosas que no nos gustan pero no definimos bien qué queremos. Nadie puede decidir por ti y necesitas saber hacia dónde te quieres dirigir ahora. Escribe un desenlace detallado, pon creatividad y por un momento ¡borra los límites de tu mente!

 

2. Descubre si tienes fuertes motivos para desearlo y perseverar. ¿Tiene realmente sentido para tí? Esto es fundamental para no desistir aunque surjan resultados inesperados. Si el porqué es suficientemente fuerte, tarde o temprano encontrarás un cómo. En caso de duda, presta atención a tus sentimientos e intuición.

 

3. Piensa y organiza qué acciones tienes que tomar para avanzar en esa dirección, también planifica cuándo y cómo puedes lograr pequeñas metas. Debes ser constante en el tiempo, como un deportista que se entrena para algo. ¿Qué cosas te pueden estar impidiendo hoy alcanzar tus deseos?

 

4. Inspírate por la experiencia propia o de otros: ¿Qué y cómo lo hicieron las personas que ya lo han logrado? Tampoco olvides qué precios han pagado por conseguirlo y cuales han sido las consecuencias. No prestes atención a quién quiera frustrar tus planes deliberadamente.

 

5. Disfruta el camino y fluye. Pueden surgir dificultades pero también cantidad de sincronicidades y casualidades inesperadas en tu favor, sé agradecida/o. Recuerda que los mejores proyectos son aquellos que además de honrar tu singularidad y tus necesidades retribuyen valor también al entorno en el que están emplazados. Construir es un proceso y todo está en permanente cambio.

 

Finalmente, que tengamos una meta no significa que no se pueda rectificar sobre la marcha, matizar o cambiar de opinión: el capitán de un velero corrige las velas y el timón para llegar a su destino en función de las circunstancias y no espera que sople siempre el viento a favor.

 

Estos son los pasos para construir proyectos con sentido y con ellos los resultados son prácticamente inevitables. ¡Construyamos nuestros sueños!




Texto: ArquiNatura

Artículo publicado en la revista online Piensa es Gratis en octubre de 2015


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