Las viviendas con humedades multiplican las probabilidades de tener asma, enfermedades respiratorias y tos.
Los hijos de María y James habían desarrollado los últimos años infecciones respiratorias frecuentes y además el asma del pequeño había empeorado considerablemente. Después de visitar diferentes profesionales de la salud, apareció la pregunta clave: ¿desde cuándo habían empeorado los síntomas y qué cambios había habido en sus vidas esos días?
Un par de años atrás se habían mudado los cuatro con mucha ilusión a un piso más grande, pero en el estudio aparecían de vez en cuando puntitos negros en la pared que James limpiaba con lejía*: “yo ya imaginaba que eso no era bueno, pero no pensaba que nos pudiera enfermar” explica María.
Hoy en día cuando acudimos a los centros médicos con algún problema de salud, es habitual que el sanitario de turno tras unos pocos minutos de atención trate de justificar la enfermedad culpando simplemente virus o bacterias, quizás deficiencia de nutrientes, alergias o herencia genética, pero la influencia de las emociones, el estilo de vida y los factores ambientales de los espacios que habitamos (hogar y oficina sobre todo) son aún los grandes olvidados.
La Organización Mundial de la Salud, OMS, en su publicación “Guía sobre la calidad del aire interior: humedad y moho” establece que hay una relación directa entre la presencia de humedades en los edificios y el riesgo de aparición de infecciones respiratorias, asma, bronquitis y rinitis alérgica. En el mismo documento estima que el el 21% de las viviendas en Europa tienen presencia de hongos y que 300 millones de personas podrían estar afectadas en todo el mundo, sin embargo los fondos destinados a este tipo de enfermedades no llegan ni al 1.5% de los que se dedican a otros problemas de salud más rentables.
Somos seres en intercambio constante con el entorno. Las micotoxinas son sustancias tóxicas producidas por hongos, que pueden contaminar el aire de los espacios interiores. La humedad relativa alta (falta de ventilación), las filtraciones de agua y la condensación en muros crean el entorno óptimo para favorecer la aparición de mohos en paredes, suelos y techos.
En ocasiones es fácil encontrar y corregir la causa, pero a menudo se requiere el análisis de un especialista capaz de encontrar el origen y diseñar una solución.
Los efectos adversos que pueden causar algunas micotoxinas en la salud humana son:
- Infecciones respiratorias y bronquitis
- Asma y rinitis alérgica
- Inflamación crónica y debilitar el sistema inmunológico, lo que puede hacer que las personas sean más propensas a contraer enfermedades.
- Algunas micotoxinas como las aflatoxinas, han demostrado ser cancerígenas en estudios con animales y humanos.
- Interferir con la función endocrina, lo que puede afectar el metabolismo y la regulación hormonal.
- Trastornos gastrointestinales, como diarrea, vómitos y dolor abdominal.
- Síntomas neurológicos, como cefaleas, mareos y debilidad muscular.
- La exposición a micotoxinas durante el embarazo puede afectar el desarrollo fetal y aumentar el riesgo de defectos congénitos.
Es fundamental tomar medidas para prevenir la contaminación fúngica para reducir el riesgo de exposición a estas sustancias tóxicas. Si en tu casa u oficina tienes una pared con hongos, como arquitecto especializado puedo ayudarte.
*no es recomendable limpiar los hongos con lejía: a corto plazo deseaparecen pero a medio plazo salen con más fuerza
Texto: ArquiNatura
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